La Convivencia entre perros y gatos a veces suele ser un hecho imposible para muchos dueños de mascotas. A pesar de lo adorables que son cada uno por naturaleza, siguen siendo dos especies muy diferentes en su instinto y personalidad.
El perro es un animal juguetón que le encanta acechar y perseguir cualquier cosa que se mueva a su paso. El gato, es una especie que le gusta la calma, ser dominante en sus espacios, y no le gusta sentirse amenazado por ningún objeto, persona o animal que le rodee.
Presta atención al siguiente entrenamiento de socialización casero, que te ayudará a que tus mascotas empiecen a tolerarse.
1.- Haz uso de la correa de paseo
Lo primero que debes hacer para comenzar el entrenamiento es colocarle a tu perro su correa o cadena de salir a pasear dentro de la casa. De esta manera podrás dominar al perro y mantenerlo lejos del gato. Permite que ambos detecten la presencia de cada uno en el mismo salón, pero que no puedan alcanzarse.
2.- Ubícalos en distintos espacios de la casa
Cuando el perro se demuestre muy agresivo, aléjalo del espacio en donde se encuentra el gato, llevándolo a otro cuarto o salón. Una vez calmado, déjalo regresar, sujetándolo con la correa para empezar de nuevo el proceso.
3.- Desvía la atencion del perro
Una vez calmado el perro, intenta redireccionar su interés en el gato. Cuando empieces a notar que quiere perseguirlo o lo está viendo, dale algún premio y juega con él. Desvía su atención cuantas veces sea necesario, jalando por la correa.
4.- Libera la energia del perro
Da paseos dentro o fuera de la casa antes de colocarlos en el mismo espacio. Esto ayudará a liberar la energía que el perro tiene acumulada.
5.- No presiones a ninguna de las dos mascotas
No apures el proceso en acercarlos a ambos. Deja que la energía dentro del mismo salón fluya sin permitir que se acerquen.
6.- Utiliza la correa por varios días
No retires la correa del perro hasta que puedan acostumbrarse y a respetarse los dos en su espacio. Ten en cuenta que el objetivo de este entrenamiento es de aceptación y adaptación. Primero quieres lograr que el perro entienda que no puede correr detrás del gato y que no puede invadir el espacio en el que este se encuentra. A medida en que empieces a notar una disminución en la excitación del perro ve soltándole la cadena o correa poco a poco hasta que notes que ambos puedan acercarse sin atacarse.
¡Mantén la rutina de la correa, juegos, paseos y redirección de atención los días que sean necesarios y verás excelentes resultados!