¿Qué esperar de tu animal adoptado?

Cada animal es un caso único, con su pasado, su diferente personalidad y su forma de actuar. Por eso, al explicar el comportamiento de perros o de gatos durante las primeras etapas de una adopción podemos encontrarnos con que muchos animales no encajan en lo que se expone. Esto es porque se tratan de características generales, las que suelen ocurrir en gran parte de los casos, pero no de normas fijas e inamovibles. En este caso vamos a hablar partiendo de la base de que el animal adoptado es la única mascota de la casa, ya que cuándo hay más animales aumentan las variables y es muy difícil generalizar.

Perros y gatos son muy diferentes en su comportamiento. Mucha gente se equivoca al querer tratar a su gato como si fuera un perro pequeño ya que sus instintos y reacciones son diferentes. Por eso vamos a hablar de las diferentes etapas de adaptación tras una adopción en perros y en gatos por separado.

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La adaptación del perro

Al llegar a casa el perro está sometido a una alta cantidad de estrés ya que ha cambiado de casa, está con gente nueva y todo es desconocido. Es importante no generarle más nerviosismo con fiestas de bienvenida o excesos de atención. El animal seguramente se sentirá muy desconfiado durante la primera etapa y aunque juegue y se muestre amistoso cualquier ruido o movimiento brusco puede asustarle.  Es preferible dejar que sea el quién nos busque y darle un cierto margen para oler y explorar la casa pero ojo, las normas deben de enseñarse desde el primer día. Sin enfados, sin presiones, pero con firmeza para evitar problemas mayores.

Es importante llevarlo a pasear a menudo, para que poco a poco se acostumbre a horarios, pero los paseos deben de ser cortos ya que seguramente no estará muy acostumbrado a ellos y además estará recibiendo mucha información nueva que es mejor que asimile en dosis pequeñas. Poco a poco lo iremos adaptando a las rutinas diarias.

Seguramente, tras la primera semana el perro comenzará a mostrarse más confiado con nosotros y comenzará a sacar su auténtico carácter, especialmente si es un cachorro. Un perro adulto puede necesitar un periodo de adaptación más largo. Veremos entonces hasta qué punto nuestro perrillo es tímido o es todo un juguetón. Es el momento de comenzar a experimentar juegos con él, aunque debemos de empezar por los más tranquilos y dejar forcejeos o carreras para más adelante.

Normalmente, tras el primer mes se habrá establecido ya una cierta rutina. Si bien es cierto que el perro puede tardar más en aprender cuánto queremos enseñarle relativo a las normas de la casa, ya debería de haber comenzado a entenderlas  y a sentirse parte del hogar.

La adaptación del gato

Los gatos son sin duda un caso muy diferente al de los perros. Mientras que un can espera que seamos nosotros los que vamos marcando tiempos y rutinas, el gato necesita llevar en cierto modo el control.  Esto no quiere decir que se le vaya a permitir al minino que haga lo que quiera, pero sí es cierto que su adaptación va a depender en gran medida del interés que ponga el propio felino.

Los gatos son animales psicológicamente muy complejos. Un olor diferente, un cambio de colocación de los muebles de una estancia o la llegada de una nueva persona al hogar pueden hacer que todo su universo se rompa y sufran un episodio de estrés más o menos intenso. Cuanto más un cambio de hogar, con lugares y personas diferentes.

Es habitual que el gato pase varios días sin aparecer apenas por donde están las personas de la familia. No debemos de perseguirlo ni forzarlo, la curiosidad poco a poco acabará por hacer que se acerque. Solo cuando vemos que tienen la intención podemos reforzar esta incipiente toma de contacto ofreciéndole algo de comida que lo tiente, el jamón dulce suele ser irresistible para ellos, o un juguete que lo provoque a cazar, como un plumero (recuerda que nunca debes de jugar con tus manos)

Con los gatos no hay plazos establecidos. Cuánto más se convive con ellos y se conocen experiencias más sorprende ver sus reacciones: algunos llegan al hogar y el primer día se instalan como si siempre hubieran vivido allí. Se sienten cómodos y lo demuestran con una actitud amigable y relajada. Otros, sin saber muy bien por qué, tardan meses en comportarse con naturalidad y relax. Observación y mucha paciencia son las claves para poco a poco ganarse su afecto que, una vez conseguido, es tan intenso y para siempre como puede ser el de un perro.

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